La hierba verde
de una primavera adelantada
humedece las plantas
de mis pies desnudos
mientras resvala
por mi frente
por mi pelo
por mi piel
poro a poro
la lluvia cáustica
y contaminada de la ciudad.
Extiendo los brazos
al sol oculto
tras los velos de la civilización;
este es un mundo loco,
trastornado
en las traslaciones
de los rostros humanos
que se difuminan
en la memoria
de los tickets de autobus,
de metro.
Y las hojas,
con la arena
y las algas de la última marea
recuperan el invierno
el de las tempestades,
el del cambio,
el de la superación;
el invierno
que acaba con las cucarachas
infectas porque éste,
este es un mundo loco.
Tras el último paso de vals
la luna me sigue sonriendo
mientras las estrellas entonan
su canto antiguo.
La hierba humedece
mis labios,
las plantas de mis raíces.
Porque este es un mundo
hecho a la medida
de la locura.
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