martes, 24 de febrero de 2009

El club de los corazones solitarios



Los humos nocivos

de las noches en vela

de vodka y cerveza

me recuerdan

que todos somos esencia,

esencia marchita

de colirios

y antidepresivos,

de corazones de alquitrán

y hielos de bromuro.

Que los cigarros queman lento

sobre todo en el silencio

y en la noche;

que los peces noctámbulos

nunca bailan más lejos de su pecera,

que tarde o temprano

se acaban frecuentando

las malas compañías

de los garitos de medio pelo

en el que las luces

de un neón casi fabuloso

indican que has llegado

a la meta mística

de toda alma en pena:

El club de los corazones solitarios.

Ese club que tantos frecuentan

y en el que pocos consuelan

sus largas noches

de borrachera.

El mismo club

donde pitonisas y rameras

se debaten en el vacío moral.

El mismo club

al que llegan los barcos naufragados,

las olas, la arena y las ramas

tras la marea.

El club en el que sólo

un corazón fragmentado

puede entrar.

El club donde nunca brillará la luz,

como cuenta pendiente

de la mala vida.

El club de las sombras

y las tinieblas

de callejón oscuro

con olor a orín,

de las retiradas solitarias

y los recuerdos difusos

de las mañanas de resaca.

domingo, 15 de febrero de 2009

Frío

Deja que me refugie en el frío que sienten mis huesos, que me hace sentir viva por encima de todo el dolor y la decepción que llevo como lastre en mi mochila de viento y arena, haciéndome imposible remontar el vuelo, el ansiado vuelo, desde estas aceras marchitas por el humo tóxico que emana la ciudad.
Deja que el frío entre, uno por uno, en mis poros, que me evite la ilusión de que mi sangre aún fluye por tus venas y que simplemente estás en tierras lejanas esperando anhelante volver a mis brazos. Tus venas, silenciadas con el eco distante de los acordes del recuerdo, con todo aquello que tantas veces debimos decirnos y que nunca nos atrevimos.
Deja que el frío me recuerde que aún estoy ligada a la tierra, húmeda y gris, que engulle, tarde o temprano, tanto como crece. La tierra que raíz a raíz ha arrebatado la esencia, el alma libre que ya no vuela por estar demasiado presa de pesadas cadenas de pensamientos y reproches por una existencia llena de culpa.

Try your best

Intentaré que las sombras
dejen mi camino
cada día.
Intentaré decir adiós
a las penas del ayer.

Pero no puedo
abandonar
el antiguo llanto
sin mirar hacia atrás.

Intenaté no pensar
en los rencores
de antaño
que empozoñen
mi alma.
Intentaré olvidar
el camno
de espinas
que seguía
para encontrar la senda
por la que caminar
hacia la luz,
respirando libre
hacia el cielo azul.

Strange things happen

Tantas cosas extrañas
han pasado
que ya he perdido
la cuenta pendiente
de las lágrimas
no derramadas.

Respiro,
profundo,
en la inmensidad
del silencio
que ahora me envuelve.

Quizá sea capaz
de darme cuenta
de que no estoy
sola
en el abismo,
que conmigo llegaron
las ramas y la arena
después del naufragio.

Y esperaré
a que te levantes
y yo haya cambiado,
que sea un poco mejor
para tí,
para recordar
los momentos felices
que tuvimos
y que ahora sólo viven
en mi mente.

Y es que tantas y
tantas cosas
han pasado
que hacen que recuerde
todas las cosas extrañas
que han pasado
y sienta viva,
vibrante,
la soledad
que ahora
en el latido solitario
de un corazón
que ha perdido
el son
de un dueto.

Del cian al magenta

Que mi voz no calle
con el cese del viento,
que todos somos arena
y nos disolvemos con las olas.

Que mi sangre no seque
los ríos de tinta
que sobre el papel
fluyen.

Que las lágrimas no emborronen
los recuerdos sin tu ausencia,
que la ciudad engulle
la tragedia.

Que mi alma no te busque
más allá de los límites
de la vida
donde te he perdido.

Que mis ojos no se apaguen
cuando empiece a flaquear
la luz
de tu mirada.

Iré a cualquier lugar

Iré a cualquier lugar,
mis pies cansados
así lo piden.

Caminaré en círculos
hacia la recta senda
en la que los recuerdos
no son más que viento
después de alejarse
de mí,
tras un suspiro.

Iré a cualquier lugar
ya que el cielo
y el infierno
me han cerrado sus puertas.

Seguiré el camino
cogiendo las rosas
que en sus márgenes crecen
tomando su aroma
y dejando las espinas.

Iré a cualquier lugar;
en la última baza
perdí lo único
que me quedaba.

Ya no quedan baldosas
que me indiquen el camino.
Tendré que ir construyéndolo
con nuevas vivencias,
evitando
las enrevesadas uniones.

Iré a cualquier lugar
porque ya
no tengo a dónde ir.