Tantas cosas extrañas
han pasado
que ya he perdido
la cuenta pendiente
de las lágrimas
no derramadas.
Respiro,
profundo,
en la inmensidad
del silencio
que ahora me envuelve.
Quizá sea capaz
de darme cuenta
de que no estoy
sola
en el abismo,
que conmigo llegaron
las ramas y la arena
después del naufragio.
Y esperaré
a que te levantes
y yo haya cambiado,
que sea un poco mejor
para tí,
para recordar
los momentos felices
que tuvimos
y que ahora sólo viven
en mi mente.
Y es que tantas y
tantas cosas
han pasado
que hacen que recuerde
todas las cosas extrañas
que han pasado
y sienta viva,
vibrante,
la soledad
que ahora
en el latido solitario
de un corazón
que ha perdido
el son
de un dueto.
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