martes, 30 de septiembre de 2008

No puedes estar sólo en mi mente


Hoy de nuevo he soñado contigo.
Dime, ¿por qué debo seguir atormentada con tus ojos?
Tus miradas sostenidas, tus guiños fugaces y tus sonrisas irónicas, clavando una y otra vez mi alma a una diana demasiado agujereada.
Dime, ¿por qué he de temer perderte?
Nunca te he tenido y dudo mucho de que alguna vez pertenezcas a alguien por completo, pero, ¿por qué yo? Fui elegida en algún tipo de sarcástica profecía que me arrastró tras de ti y tus pasos.
Mi corazón pesa demasiado henchido en sus ínfulas como para ir tras de ti, de perseguirte con todas las ilusiones a cuestas después de este tedioso y largo camino.
Me dejas atada de pies y manos a lo que es simple quimera. Niegas toda comunicación posible con cualquier ser ajeno a tu microcósmos. Convertido en el hombre menos rastreable sobre la faz de la tierra, te alejas de mi radar, una y otra vez, haciendo que cruce, supersticiosa, los dedos por volverme y encontrarte ahí.
Siento fuera de mí la palabrería, la superchería de un estado de ánimo despreocupado, incluso feliz. Envenenas todo cuanto tocas en mi, esquivo, intrigante... Te odiaría si fuera capaz de no amarte. No puedes estar en mi mente.

Opera prima

Hoy es el día de la apertura de mi blog, el que intentaré llevar más o menos al día, poner aquí todo lo que mi alma pida, todo lo que en mi vida pase, tanto como me alegre o atormente, con el único propósito de desahogar un alma convulsionada.

Espero que estas líneas complazcan a muchos de vosotros, o, que al menos, os ayuden a ver el mundo con un prisma diferente, incluso mejor.