jueves, 10 de diciembre de 2009

La pesadilla del donjuán (cadáver exquisito)

Cadáver exquisito entre los dos blogs siguientes:

http://www.enredadaentrelaspalabras.blogspot.com/: verde
http://www.mahaaht.blogspot.com/: azul

En este se puede leer como entrada y en laenredadera como comentarios.


(I) Cuando despertó, ella seguía allí.

(II) Sintió como sus pestañas estaban adheridas a él.

(III) La madrugada diluida entre los pliegues de su ropa.

(IV) El último acorde de la noche vibrando en el aire.

(V) La soledad remolona en sus párpados de sombras.

Comparativa (acto primero)

Como una crisálida
de 3000 abrazos
diluidos en auroras
boreales
de las resacas
de antaño;

como las legañas
de las miradas cansadas
por el humo de la desolación
y el olvido;

como el hedor
de un ramo de crisantemos
putrefacto
en la lápida del panteón
de la juventud;

como el rubor
de las amapolas
en un campo alérgico
tras una primavera nuclear;

como el suspiro
del jadeo lejano
de la Venus naciendo
de Rapunzel rapandose el pelo;

como el envoltorio
vacío
de un juguete roto
en manos de los clichés
y las malas lenguas;

como el alquitrán
adherido a la cubierta
del barco
Pulmón;

como la sonrisa
tras el velo
de la memoria
y el polvo
de una foto
en blanco y negro;

miércoles, 9 de diciembre de 2009

You are an ocean wave (my love)

Chocando contra las rocas
descubro tus recuerdos
tejidos en mi conciencia
como los retales de algas
que la resaca
arrastra hasta la playa.

Como el esclavo
que hacía avanzar la trirreme
a golpe de remo
y tambor,
mi corazón rememora los tiempos
diluídos en la rosca
de una botella de whisky
que guarda el último mensaje
que arrojé a la marea.

Porque tú eras la ola;
una ola del océano
que mece el placton
microscópico de la inconsciencia
del tiempo que se escapa
entre los granos de arena
que se deslizan por mis manos.

Desde el puerto
el mar me llama
con sus canciones olvidadas
de sirenas afónicas;
un faro me cegó
mientras recogía las tablas
de mi barco naufragado.

Me perdí
durante la eternidad
en las tempestades
pero ahora necesito respirar.

Tú eres la ola del océano
que llega hasta mi,
caprichosa,
una vez en la vida.
Nunca pude haberte atrapado
ni con las redes
de los telares de Penélope.

Tú eres la ola del océano
que una vez tras otra
se estrella en el puerto,
el último bastión
en el que te esperé.