Como una crisálida
de 3000 abrazos
diluidos en auroras
boreales
de las resacas
de antaño;
como las legañas
de las miradas cansadas
por el humo de la desolación
y el olvido;
como el hedor
de un ramo de crisantemos
putrefacto
en la lápida del panteón
de la juventud;
como el rubor
de las amapolas
en un campo alérgico
tras una primavera nuclear;
como el suspiro
del jadeo lejano
de la Venus naciendo
de Rapunzel rapandose el pelo;
como el envoltorio
vacío
de un juguete roto
en manos de los clichés
y las malas lenguas;
como el alquitrán
adherido a la cubierta
del barco
Pulmón;
como la sonrisa
tras el velo
de la memoria
y el polvo
de una foto
en blanco y negro;
1 comentario:
¡Sí, sí, cadáver exquisito!
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