Y fue entonces
cuando el cansado corazón
intentó retomar el vuelo
por n-ésima vez
y al toparse contra el suelo
se dio cuenta
de que todavía
tenía trabado
el lastre de los recuerdos,
que por mucho que intentarse
zafarse de sus ataduras
y huir lejos
de la jaula de espinas
que lo atenazaba,
no podía moverse
de una balsa
que hacia tiempo
que había llegado a la orilla
del otro lado de Estigia,
que las olas
habían borrado todo rumbo
para devolverlo
al mundo de los vivos,
que las tormentas
se oían constantes en el cielo
y que el sol
apenas brillaba
detrás de las bandadas de murciélagos.
Y así fue cuando la venda cayó de sus ojos
de menta y fuego
y le dejó ver
la profundidad del abismo
en el que se había convertido
el dolor de la peor de sus heridas.
3 comentarios:
Un hermoso blog... llenos de sutiles giros.
¡meu amore!, yo te ayudaré a reparar las alas, a coser las heridas y a que ese abismo se convierta en una hermosa llanura e tus labios.
abismo con B alta! de resto un post avasallador!
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