Tus besos eran dulces y salados;
como el mar que inundaba tus ojos
como la miel que dejaste en mis labios.
Tus palabras eran amargas y ácidas;
como el dolor punzante en la soledad
como el tequila del sol en tu piel.
Tus verdades eran claros y sombras;
como las musitaciones dichas como excusa,
como las confesiones a la luz de la Luna.
Tus miradas eran Paraíso e Infierno;
en el calor de las sábanas
en el blanco tintineo de tu risa.
Tus pasos eran camino y eran cruce;
cuando te alejabas, extraño
cuando te acercabas, heroico.
Tu amor era playa y desierto
soledad, felicidad,
deuda contraída
con el mismísimo Destino.
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