viernes, 26 de junio de 2009

Cuando el corazón intentó remontar el vuelo y se encontró con el lastre del recuerdo aún anclado a él....

Y fue entonces
cuando el cansado corazón
intentó retomar el vuelo
por n-ésima vez
y al toparse contra el suelo
se dio cuenta
de que todavía
tenía trabado
el lastre de los recuerdos,
que por mucho que intentarse
zafarse de sus ataduras
y huir lejos
de la jaula de espinas
que lo atenazaba,
no podía moverse
de una balsa
que hacia tiempo
que había llegado a la orilla
del otro lado de Estigia,
que las olas
habían borrado todo rumbo
para devolverlo
al mundo de los vivos,
que las tormentas
se oían constantes en el cielo
y que el sol
apenas brillaba
detrás de las bandadas de murciélagos.

Y así fue cuando la venda cayó de sus ojos
de menta y fuego
y le dejó ver
la profundidad del abismo
en el que se había convertido
el dolor de la peor de sus heridas.

domingo, 14 de junio de 2009

Slave's Harbour

La tormenta resuena, a lo lejos, entre las montañas en las que se esconde el horizonte; la senda, se emborrona con el barro y las lágrimas, las botellas a la deriva que la última tempestad llevó a la playa perdida de mi memoria y mis recuerdos de tiempos menos oscuros.
Los truenos anunciaron la lluvia que colmaría el alma rota, que le dejarían reluciente un modo de dejar de escabullir lo que realmente era, el perdido sentido de una máscara de carnaval.
La casa de la colina, donde antes moró el suave olor a una loción de afeitado de Nivea, ahora ve sus paredes recubiertas de quebranto, mientras sus muros se desvaratan. Quizá es el momento preciso de que las paredes hablen.
Los relámpagos alumbraron el cielo marchito de un bochorno adelantado, mientras el crepúsculo arrastraba el ataúd de un nuevo día.
Las enredaderas y las zarzas se ocuparon de tapar los restos de la era feliz de invulnerabilidad, donde la luz dorada caía sobre las sábanas blancas de la desposesión. Ahora, esas mismas sábanas se ven privadas del calor incendiario de los cabellos de menta y las costelaciones dermatológicas para cubrir los retratos cubiertos de polvo de las antiguas sonrisas.
La lluvia cayó desde los cielos en forma de llanto etéreo mientras un ave libelulária aún buscaba sus alas. Cayó sobre las ranas, las muñecas de trapo y porcelana, sobre las picas e incluso sobre la corona perdida de una reina olvidada.
Y viendo la casa de mi memoria habitada ahora por el espíritu de Mneme, que deambula errante entre la soledad de una fotografía en blanco y negro, siento que llegó el momento de avanzar hacia el puerto, refugiarme en el agua y esperar que las olas me demuestren cómo sigues morando entre ellas.

sábado, 6 de junio de 2009

Tercera Ley de Newton

¿Y qué es la acción,
si no la reacción convulsa
de un cuerpo que entra
en movimiento?

¿Y qué es la ventura,
si no la luz que inunda
el alma cuando
el destino se alcanza?

¿Y qué si no lloro
cada vez que llega
el otoño
y las hojas mueren?

¿Y qué si la vida
más que sueño es pesadilla
en las noches
de cálido estío?

¿Y qué si las palabras
se las lleva el viento
para unirlas con las olas
y perderse entre las brumas?